Queramos o no, todo acaba. A veces tenemos finales que nos dejan un buen sabor de boca y otras veces simplemente tenemos ganas de llorar por no explotar de rabia. Puede que algunos no sean finales, solo un punto y aparte... Pero la espera hasta el siguiente párrafo parece eterna desde la cima de ese punto, aunque como todo, acaba llegando antes de que te des cuenta. No soy fan de los finales, a mi lo que me gusta es el nudo de la historia, y será por eso que cada vez que algo termina me pongo melancólica y en vez de sentirme orgullosa por todo lo vivido solo lloro porque no voy a revivirlo.
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