Fue el otro día cuando me levanté y dije se acabó. Se acabó la tristeza para mí, voy a hacer un esfuerzo e intentar no estar triste nunca. A veces es bueno derramar alguna lágrima para desahogar la ira, pero lo he pensado y prefiero reír a carcajadas para desahogarme. Sé que puede sonar imposible, pero también sé que lo voy a conseguir. Porque... ¿para qué estar triste pudiendo estar feliz? Y mirando el lado bonito, la vida es un regalo y hay que intentar sonreír, porque con una sonrisa puedes alegrar a la persona más desgraciada del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario