Fácil es subir el volumen de tu reproductor hasta no escuchar nada de lo que pase fuera de ti. Es cerrar los ojos y crear en tu mente una historia que no se acerca ni por encima a tu realidad. Fácil es imaginar ser la protagonista de tu libro favorito, es fácil sonreír y hacer reír al resto. Volverte loca, saltar y bailar... Cantar como si no hubiera mañana, comer chocolate hasta reventar, eso es fácil. Cuando un mal momento consiga hacerte polvo, recuerda que siempre habrá algún detalle cómplice de tu sonrisa que estará ahí para hacerte feliz.